El viento es uno de los factores de riesgo que menos se tienen en cuenta durante la realización de trabajos en altura.

Desde Gravitat queremos recordar que existen, no por normativa de seguridad pero si recomendaciones de organismos públicos del Ministerio de Seguridad y Salud, por las cuales deberías abandonar la zona de trabajo en caso de que la fuerza del viento se convierta en un verdadero peligro para los usuarios o profesionales que estén ejerciendo tareas en zonas como cubiertas metálicas, de chapa o sobre todo en tejados inclinados, que son los lugares más difíciles donde realizar trabajos, relacionados como en este caso con el mantenimiento de placas solares, instalación de líneas de vida, montaje de plataformas y andamios

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Según la NTP 448 la fuerza máxima del viento a la que deberíamos bajarnos de una cubierta o plataforma de trabajo es de 45 – 50 km/h, pero no es obligatorio.

El Instituto Nacional de Seguridad e Higiene en el trabajo (INSHT) nos recomienda NO EFECTUAR TRABAJOS en caso de que el viento superase los 50 km/h (NTP 448).

Esta recomendación está enmarcada según la NTP 448 (eso es una Nota Técnica de Prevención) Sin embargo, esta recomendación no se considera legislativa y, por tanto, no sería ilegal realizar mantenimientos o instalaciones, sin embargo, podría conllevar el peligro de accidente, que es lo que realmente queremos evitar en este tipo de cubiertas.

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Esto debería quedar enmarcado en el Plan de Seguridad y Salud, haciendo que la velocidad del viento estipulada se convierta automáticamente en una normativa de seguridad de obligado cumplimiento.

CONSECUENCIAS DEL ABANDONO DE LOS TRABAJOS DEBIDO A LA AMENAZA DEL VIENTO

Según nuestra experiencia con nuestros equipos de instalación de estructuras metálicas y de seguridad en zonas de riesgo por caída en altura, sabemos que el abandono de los trabajos debido a la climatología acarrea una serie de costes en tiempo y dinero para los ejecutantes.

Entre los costes adicionales que conlleva el abandono de los trabajos están la pérdida, por un lado, de la jornada de trabajo del equipo de instaladores o trabajadores y por otro, es un verdadero coste en caso de que los trabajos conlleven desplazamientos y dietas, teniendo que pasar la noche de forma improvisada.

CÓMO DEBEMOS PROCEDER: ESTIMACIONES CLIMATOLÓGICAS

La solución pasa por un hábito muy simple antes de ponerse manos a la obra, o incluso antes de presupuestar una acción.

Lo mejor será prever la fuerza del viento con antelación suficiente y agendar los trabajos para que el desplazamiento de los operarios sea eficiente.

Nosotros usamos la Agencia Estatal de Meteorología para conocer la velocidad del viento antes de enviar a nuestros operarios por territorio nacional, teniendo una previsión de hasta siete días para conocer condiciones como la lluvia, la niebla o viento.

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